Irrumpirán las lentes cardinales para intentar acaso descifrarnos, mas todas las verdades se agolparán de nuevo en lo no dicho, en lo no retratado. Como se esconde el punto en una línea, como se ovilla el cero en la unidad, un retrato enuncia menos de lo que calla. Así los estornudos que no saben brotar y, en el último instante, deciden encerrarse en el sigilo por no rasgarle al aire su letargo.
Pero tal vez la infinidad tenga resquicios y tras el iris moren más colores. Tal vez sean los pares nones turbios y lo veraz se valga de aunar los tornasoles. Tal vez con un derroche de vacíos se libren a las formas veladas cortesías. Y aún hay más; quizás porque el error es infalible, cuanta más luz más sombra nos acoge. ¿Quizás no hay devenir sin celosías, pues un confín es siempre un cabo suelto?
El fluctuar de los cabales nos dará las artimañas de este trance: vivir a flor de un todo imaginario y, en un abysmo* de luces, de la incertidumbre ser uno mismo el trazo.
*ABYSMO: Metaphoricamente se toma por todo aquello que por su profundidád, grandeza, ò multitud no es facil à la comprehension humana, y assi comunmente se dice abysmo de luces, de gracias, de misericordia
Diccionario de Autoridades – Tomo I (1726)
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